Hace tanto que no escribo que ya he empezado a olvidar cómo hacerlo. He despedido amigos y se han marchado sin dar un paso atrás pero dejando toda una estela de enseñanzas y de olvido.
Me veo en el espejo y me doy cuenta que es eso a lo que se llama ser un hombre. La infelicidad de la madurez; el deseo perdido de crecer. Ahora el anhelo es a la inversa.
Demasiados cambios mientras la tierra sigue girando y las estrellas ni se enteran de nuestros deseos.
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