martes, 14 de agosto de 2007

La cultura de la terquedad

Pasó el IV Informe y con ello se resaltó la ficción en los festejos por el orgullo de la "campechanidad" y el 150 aniversario de etc., etc., etc. Las anotaciones en materia política han corrido y seguirán corriendo a cargo de los expertos en ese ramo, los cuales hay muchos en esta ciudad que parece no tener otro entretenimiento (o vicio) que incluso puede llegar ser la política.
En lo que a mi persona respecta, y después leer las declaraciones del mandatario y dedicar algunos minutos de mi vida a repasar la versión digital del ya citado informe, dispondré a enfocarme en lo que me concierne, la cultura y las artes, mismas que siguen siendo una ficción en nuestra histórica y culturosa ciudad (por no hablar de la situación de todo el estado).
Entonces, entrando en materia mi querido culturoso, ocioso o grillo lector, me gustaría formular la primera pregunta al mandatario estatal o a las fuerzas superiores que puedan responder a mis también ociosas dudas, las cuales, amigos que no tienen nada mejor en qué perder su tiempo, no expongo en un orden de jerarquía preestablecido; es simplemente la maldita duda que me guía por los oscuros senderos de las cifras e interpretaciones.
Primero. ¿Por qué inaugurar con bombo y platillo un museo (Archivo General del Estado) si aún no está del todo listo para recibir a sus visitantes? EL jueves por la mañana (el museo fue "inaugurado" el martes por la noche, en los festejos del 150 etc., etc.) armé mi ser de valor para levantarme de cama e ir al antes mencionado recinto, el cual aún está cerrado al público porque los trabajadores se encuentran "afinando detalles". Será hasta el próximo lunes (según me dijeron en el lugar) cuando el recinto entre oficialmente en operaciones. Más vale que el museo sea una verdadera maravilla campechana, ya que más de cuatro millones de pesos en restauración y acondicionamiento lo ameritan, ¿no cree?
Y de esta misma reflexión sale otra pregunta, ¿a quién le importa el contenido de ese museo?, ¿de qué sirve? A nuestros cientos de miles de millones de visitantes extranjeros les importa menos que el precio del arroz moreno en el mercado taiwanés. A los mismos campechanos nos es indiferente, está totalmente desfasado el tema, la inversión en cultura no es por ahí, no señor. Es simplemente un ornamento más que en unos meses pasará nuevamente al olvido de la sociedad, cuando los festejos hayan concluido y el reflector se haya apagado.
Campeche tiene un problema, muy grave, se niega a dejar de vivir en el pasado, mismo que está ahí y no va a desaparecer, aún intento entender cuál es la obsesión por recordarlo de forma patológica y no mirar el presente. Nuestras raíces están ahí y no van a desaparecer; gastar esa cantidad no es más que un exceso del capricho mismo de la inexistente “campechanidad”.
Durante su mensaje en la fiesta priísta, Hurtado Valdez mencionó algo parecido a que Campeche va a la modernidad pero fomentando los valores culturales que nos caracterizan. Me pregunto cómo. La entrada de inversión y de la visión sociocultural del inversionista lo cambiarán todo. Sólo es necesario echar un ojo a la Historia de nuestro país-región para ver que en definitiva estamos entrando a los últimos años que nos quedan del Campeche que hoy conocemos. En todo. Es una ilusión pensar que todo seguirá igual; no imagino a los mayas de Hecelchakán bailando la cabeza de cochino frente a las instalaciones de la fábrica de carritos de golf o llevando sus pibipollos al cementerio mientras manejan su Hyundai.
Esto nos lleva a otra pregunta, ¿hasta cuándo la cultura y el arte pasarán de ser una patética muestra de costumbrismo y folklor desgastado? En la versión digital del informe, Hurtado Valdez afirma que es "primordial prestar especial atención al fomento de los valores culturales" y por otra parte hace mención también del necesario desarrollo humano de los campechanos. Estamos de acuerdo en esto, pero la contradicción (sí, esa maldita contradicción) se hace presente cuando hacemos un poco de memoria y recordamos que apenas hace un par de semanas, el Centro Cultural Infantil “La Chácara” clausuró sus cursos de verano y algunos de los pequeños demostraron lo aprendido bailando (con todo y atuendo de porristas adecuado a sus pequeños cuerpos) una o dos piezas de ese muy representativo valor cultural llamada "High School Musical" mientras los "obreros culturales" se regocijaban (junto a los familiares de los pequeños) de lo simpáticos que se veían los pequeños.
Pero bueno mi estimado lector@, la cosa no para en ese punto, y me gustaría que alguien me explicara (no es por echar grilla, lo juro) algunas de las tantas cifras que se manejan en el citado informe de gobierno. Por ejemplo, se dice que se organizaron 12 eventos relacionados con cine y video (después, en la cifra del ICC asegura que fueron 13) en donde supuestamente acudieron 364 personas, mientras que en la cifra del ICC, en el mismo documento, afirma que se trataron de mil 30 seres humanos los que asistieron. Pienso en el fracasado intento del Primer Festival Internacional de Cine Alternativo (realizado también en el fatídico mes de diciembre, durante todo el año los eventos son contados, pero en diciembre nos inundan de ellos e incluso programan varios de gran calidad a la misma hora y en sedes distantes), y me viene a la cabeza el número de películas que fueron proyectadas; no tengo el número exacto, pero fue u número parecido, ¿no?
Por hacer un paréntesis, es necesario recordar al horror y tortura al que fuimos sometidos algunos asistentes un día del mentado festivalin, cuando por “error” (todos somos humanos) se confundieron fechas, y mientras un grupo de personas intentábamos ver una película en un cuarto en condiciones infrahumanas, en la sala principal del teatro Juan de la Cabada “Brenda, la imitadora de Tatiana” celebraba no sé cuantos años de carrera artística, por llamarlo de algún modo.
Segunda cifra. En el Encuentro de Filosofía de la Cultura y Multiculturalismo se dice que fueron 11 eventos, bueno, fueron 11 si contamos cada conferencia y mesa redonda como un evento en sí mismo y no parte de uno en general. Es decir, cada uno tiene un valor en sí mismo, según la cifra cada uno fue independiente del otro, fueron 11 “grandes” eventos, no 11 pequeños (pero eso sí, muy significativos e invaluables) eventos que conformaron uno en sí.
De los eventos de artes plásticas o del dizque Centro “Histérico” para Disfrutar (alias “lonchería o mesa de lotería campechana más grande del mundo”) realmente prefiero no hablar. Fue tal el trauma de ver actuar el mentado payasito del centro X cantidad de veces, o ver bailar de forma “cachonda” a una niña de menos de 8 años, que me he quedado sin palabras.
Totalmente innecesario para nosotros y para los turistas. Créanmelo.
La realidad es dura, ¿no cree?, pero es peor cuando llegamos a la cifra en la cual se especifican los museos existen en el estado. En total son 12. Ciudad del Carmen, Candelaria y Candelaria comparten cifra: uno. Champotón se encuentra en la segunda posición con dos museos. Y muy por encima de los antes mencionados se encuentra la capital del Estado, con siete, de los cuales, la gran mayoría ni siquiera pueden ser llamados museos (o al menos de gran calidad como nos son presentados) y que además versan sobre lo mismo. La pregunta es por qué no hacer un gran museo que abarque todos los aspectos históricos de nuestro Estado y abrir más espacios para el arte contemporáneo. El público para ambos existe, y para el segundo en mayores cantidades quiero pensar, contando a los turistas nacionales y extranjeros que llegan a la entidad.
¿Dónde queda el desarrollo humano del que se pregona cuando menos de la mitad de los municipios de la entidad federativa carecen de un museo o sus casas de cultura existen por obra del espíritu santo?, yo no doy gracias a Dios, yo culpo a la oligarquía desfasada y desinteresada en el pueblo que nos lleva de la mano a la llamada modernidad.